miércoles, 11 de junio de 2008

PEREIRA Y SU CATEDRAL


Desde un principio la iglesia de Nuestra Señora de la Pobreza esta unida íntimamente a la ciudad de Pereira. Nacieron y han crecido juntas.

Las villas, de acuerdo con la tradición española, tenían que tener casas, plaza y una iglesia. Cuando se resolvió volver al caserío, surgido de la posada caminera, en poblado que reviviera a Cartago Viejo, se firmo el acta de fundación y el Padre Remigio Antonio Cañarte celebra la primera misa en una capilla de guadua y paja, ubicada en la calle 19 con carrera 8ª. No llegaba al centenar él numero de asistentes. Era el año de 1863. Acto seguido los fundadores establecieron la primera Junta Auxiliar Administradora o Comisión Parroquial.

La responsabilidad colectiva, que luego iba a convertirse en herencia histórica de los habitantes del pueblo se gesta con la iniciativa de la Junta Administradora de establecer el trabajo comunitario. Para mejorar el aspecto urbano y mantener limpia la plaza, los vecinos adultos debían prestar al año un día obligatorio de trabajo que cumplían
por si mismos o por medio de un buen peón. Para la construcción del templo se señala a cada parroquiano él numero de días de trabajo, de uno a tres según su patrimonio.

En 1875 se inicia la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de la Pobreza en el lugar que actualmente ocupa la catedral. Era un rancho largo, de paja, montado sobre tapias.

En 1890 se inicia la construcción del actual templo. El Padre Ismael Valencia era – ¡qué causalidad!- el párroco de ese entonces. “Participaba toda la ciudadanía, acarreando piedra para el cimiento y ladrillo para los muros, en los días festivos“. En esta actividad encontramos los orígenes de los tradicionales convites que han hecho posible las más importantes obras de la ciudad.

El 31 de Enero de 1906 a las 11 de la mañana, cuando ya se habían levantado los muros de calicanto y la torre del frontis, un temblor averió muchas casas y destruye parte del templo y la casa parroquial. “El presbítero José María López, saco de entre las ruinas el cáliz con las hostias consagradas y en reverente procesión lo condujo hacia una capilla improvisada en una casa particular, la casa de Don Francisco Marulanda, en la calle 20 entre las carreras sexta y séptima” Para la reconstrucción se nombro una junta presidida por el Párroco.

“En 1910 lo que es hoy nuestra catedral, aparecía con la torre medio trunca, los muros formados por anchos paredones de ladrillo, hasta el arranque de la fachada. Sobre ellos se estaba levantando en forma muy lenta, una serie simétrica, de sólidos armazones de comino y nogal que formaba una segunda serie de altura, para sobre ellos descansar imponentes arcos formados de chapas de tablones superpuestos y sujetos en su base por grandes vigas ajustadas en la misma forma, por gruesos tornillos”

En la “Historia de Pereira” dice Don Fernando Uribe Uribe, “conservamos vivo el recuerdo de un párroco de aquellos tiempos, el Padre Luis Carlos Muñoz, que puso todo su dinámico fervor en la obra del templo, sacerdote admirable, verdadero apóstol de Cristo, brillante orador que sabia con verdadero verbo persuasivo, elevar nuestros corazones al cielo y acendrar nuestra fe. ( pgs 52-53)

La iglesia de Nuestra Señora de la Pobreza, que en el año de 1952 se convirtió en la iglesia Catedral de la Diócesis de Pereira, ha sido el centro religioso de la ciudad y punto de encuentro de sus ciudadanos. En la Catedral se congregan diariamente los fieles para la oración y en ella se manifiesta la fe cristiana que forma parte del patrimonio cultural de esta ciudad. Ella es la casa de Dios y la casa de la comunidad que acoge con el mismo cariño a hombres y mujeres sin ninguna distinción. Todos se sienten en ella como en su propia casa y experimentan la cercanía y el consuelo del Dios Amor.


La ciudad y la catedral han progresado al mismo tiempo. Han vivido juntas los momentos gratos de la vida ciudadana y han padecido los varios movimientos de tierra que han que han estremeció a Pereira durante el pasado siglo. Las dos han soportado seis sismos de intensidad y las heridas de sus golpes se muestran en sus construcciones.

El terremoto del 25 de enero de 1.999 golpea seriamente la iglesia Catedral. Ella permanece en pie mostrando orgullosa su calidad de “templo temblorero” es decir, de edificación hecha para resistir las sacudidas del inquieto suelo.

El sabio sabe interpretar los signos de los tiempos que es lenguaje de Dios. El necio no reflexiona, no piensa, no tiene memoria, no aprende de la experiencia. Cuando la tierra se mueve nos transmite el mensaje de nuestra fragilidad humana, nos invita a dejar las falsas seguridades y a construir no solo nuestros edificios, sino también nuestras vidas sobre un fundamento sólido. La Catedral y la ciudad de Pereira, están llamadas a buscar suficiente resistencia a los movimientos telúricos, a cimentar la convivencia ciudadana sobre los valores absolutos, a dejar la superficialidad que hace de la existencia humana fácil presa del hastío, a ofrecer seguridad y grata convivencia a los habitantes y a los fieles.

Necesitamos una Pereira segura que promueva una cultura de la paz y una Catedral que continúe ofreciendo tranquila acogida.

La intervención de la Catedral que hemos iniciado nos ha dado la grata sorpresa de encontrarnos un tesoro arquitectónico. Poco a poco la hemos ido despojando de su revestimiento y nos hemos encontrado con la majestad de su estructura de madera, fuerte y ágil. Pereira puede iniciar el nuevo milenio con la noticia de que su catedral, hermosa y recogida, contiene una especial belleza. Revivimos las palabras del Señor Jesús “ El reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo. El Reino de los Cielos se parece también a un comerciante de perlas finas que, al encontrar una perla valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra.” (Mt 13, 44-46)

Este tesoro hay que mostrarlo y gozarlo. Esta perla hay que lucirla, como testimonio de la fe profunda de las generaciones cristianas de pereiranos.”

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