miércoles, 11 de junio de 2008

COMPENDIO ARQUEOLOGÍCO Y ANTROPOLOGÍCO



Evidencias del Pasado Mientras nos Preparamos para el Futuro: Intervención de la Catedral Nuestra Señora de la Pobreza, Pereira (Colombia)

El Eje Cafetero es una zona de alta sismicidad debido a su juventud orogénica. Una serie de fallas geológicas y un sistema volcánico muy cercano ha dado grandes y pequeñas sorpresas a sus habitantes. La memoria popular recuerda los sismos y erupciones de tiempos históricos, pero con seguridad los pobladores prehispánicos también sufrieron sus rigores.

Uno de esos eventos fue el ocurrido el 25 de enero de 1999, donde la tierra se estremeció y muchas edificaciones se vinieron abajo, mientras que muchas otras quedaron averiadas en distintos grados. La Catedral de Nuestra Señora de la Pobreza requirió, posterior a este sismo, un estudio de posibilidades para aplicar a su estructura y fortalecerla, pues si bien había soportado varios movimientos telúricos, era mejor prepararse para el futuro.

Para la intervención de la Catedral, no solamente se pensó en su reforzamiento para el futuro, sino también en redescubrir el pasado oculto en sus paredes, bajo su techo y enterrado en sus pisos, incluso a profundidad. De esa manera se proyectó el estudio histórico-arquelógico, el cual ha ofrecido interesantes datos que corroboran un pasado mucho más allá de la última colonización a finales del siglo XIX.

El caso de Pereira es especialmente interesante, pues es un hecho que se enfatiza su fundación reciente, inscrita dentro del llamado proceso de la “colonización antioqueña”; pero se suele olvidar su pasado más lejano, ligado no sólo con la fundación en el mismo sitio de la población de Cartago en 1539[1] sino a las ocupaciones prehispánicas, entre las cuáles están documentados grupos pertenecientes a la etnia Quimbaya[2], pero además gentes que vivieron incluso 9700 años antes del presente[3].

Con este marco del pasado, el seguimiento de las evidencias arqueológicas en la Catedral se inició, buscando recuperar esos datos más antiguos, los cuales dieron sus primeros resultados a mediados de enero del 2001, cuando se encontró un esqueleto humano que remitía a cotejar datos de épocas de la colonia, es decir, relacionado con el asentamiento de Cartago. A partir de allí, se inició una serie de hallazgos que han reavivado el valor histórico, arqueológico y cultural de la Catedral.


Con los resultados iniciales, se tuvo conciencia de la necesidad de un seguimiento arqueológico e histórico a la obra, para lo cuál se gestionó la financiación por parte del FOREC, para llevar a cabo una fase investigativa.

De acuerdo con los objetivos propuestos para esta fase, se hizo necesario concentrar un equipo permanente de trabajo en los distintos frentes de la obra con el fin de hacer el monitoreo, listo para actuar en labores de rescate, además de atender las consultas y tomar decisiones sobre el tratamiento a los hallazgos.


Evidencias Arqueológicas

· Restos óseos

El primer esqueleto encontrado cerca a la columna H4 (suroriente de la Catedral) corresponde a los restos de un individuo, en otra época enterrado formalmente dentro de un ataúd[4]. Posteriormente se realizaron hallazgos y levantamientos de restos óseos humanos en distintos sectores de la Catedral, básicamente hacia los sectores medios, algunos en mejor estado de conservación que otros. Hasta el momento se ha reportado la presencia de osamentas o dientes de al menos 22 individuos, mientras que otros 3 fueron registrados en su forma de entierro original y los esqueletos se recuperaron en gran porcentaje. En esta área de estudio ha sido de suma importancia la asistencia del doctor en antropología biológica, José Vicente Rodríguez del Laboratorio de Bioantropología de la Universidad Nacional de Bogotá, quien participó en campo por espacio de una semana, analizando algunos de los restos hasta entonces recuperados y orientando la mejor manera de preservarlos. Posteriores observaciones en laboratorio permitirán caracterizar de una forma más apropiada los individuos. Estos datos iniciales nos permiten sustentar el uso de este espacio como cementerio, en algún momento de su historia.

·
Recuperación de evidencias culturales materiales

Los primeros hallazgos de cultura material se hicieron hacia el fondo de la Catedral, en el sector suroccidental (Eje 4, entre columnas A y B); allí se recuperó gran cantidad de evidencias multiculturales, presentes en un relleno de suelo muy oscuro.

Luego, durante la remoción de suelos para el basamento del piso, se hicieron exploraciones que dieron como resultado la ampliación de la colección arqueológica, especialmente en los sectores donde todavía se conservaba parte del suelo orgánico bajo el piso de la Catedral. En general, el conjunto recuperado está representado por fragmentos de cerámica de varias épocas, vidrio, porcelana, madera, metal y piedra que dan cuenta de las distintas tecnologías usadas por los grupos humanos en el pasado lejano o reciente. Estos elementos serán analizados en la etapa de laboratorio con el fin de hacer una caracterización de la cultura material hallada en el espacio de la Catedral.

· Excavación y recuperación de estructuras arquitectónicas

Dentro de las evidencias mejor conservadas se destacan restos arquitectónicos encontrados en el subsuelo durante la apertura de las trincheras generales de la obra. Una de esas estructuras (a 30 cm de profundidad del piso actual) ha sido un conjunto de ladrillos que forman un piso, organizados rectangularmente con medidas de 1,70 x 2,50 m y con un gran desgaste por uso en la superficie. La hipótesis presentada por el arquitecto restaurador Josep Botey es la referencia a un espacio usado como colector de aguas lluvias, con el fin de sedimentar y filtrar para su uso.

El otro conjunto importante identificado en el subsuelo corresponde a dos estructuras paralelas, encontradas a la entrada de la Catedral en la nave principal, con cimientos hasta 1,20 m de profundidad; su manufactura se caracteriza por un conglomerado característico de edificaciones antiguas, con mezcla de cal, arena, fragmentos de ladrillo y cantos rodados medianos. Por comparación con otras estructuras y asesoría de expertos, se tiene como hipótesis inicial que estos restos corresponden a cimentaciones de la antigua capilla de Cartago (aprox. 1540-1690). Estas estructuras se han propuesto como elementos fundamentales en el patrimonio cultural de los pereiranos, e incluso como vínculo fraterno con el pasado compartido entre las ciudades de Pereira y Cartago.

Se ha documentado además la presencia de restos de un púlpito, de pisos anteriores de la Catedral (dos de baldosa y dos de madera) y del levantamiento del altar en al menos dos períodos históricos.

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