El templo parroquial posible huella religiosa de la antigua ciudad de Cartago, testimonio vivo de la urbe de Pereira en ciernes y elevado a la dignidad de iglesia catedral en 1952, hoy reafirma la identidad histórica de la ciudad al confirmarse en las labores de sus reconstrucción y restauración, la completa preservación de su magnífico techo de madera, expresión de una arquitectura “temblorera”, además de los osarios de los fundadores del caserío de 1863 y los abundantes vestigios óseos y materiales, encontrados en el suelo de sus naves.
La investigación histórica basada en fuentes primarias de archivo y una minuciosa indagación en la historiografía de la región y de el país, desde los cronistas de la antigua ciudad de Cartago (1540) hasta aquellos de la Pereira de sus primeros años de existencia, ha requerido del uso de una apropiada hermenéutica para interpretar y explicar un pasado que a los ojos del presente se hace difuso, por lo que significó el traslado de la ciudad de Cartago en 1691, y cerca de ciento cincuenta años después, en 1863, la fundación de Pereira, al parecer, en el mismo sitio de la antigua ciudad.
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